© Fondation Jardin Majorelle
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Pintó su estudio art decó de un potente azul añil, inspirado por los colores de África. La predilección del artista Jacques Majorelle por los colores primarios le llevó a pintar los muros, pérgolas y fuentes usando el amarillo, naranja y azul. Y su pasión por los viajes y la botánica le permitieron llenar de plantas de los cinco continentes ese icónico jardín en Marrakechde gran fuerza arquitectónica.
Al hablar del Jardín de Majorelle, se suele pensar en la famosa propiedad privada del diseñador francés Yves Saint Laurent. Pero esa propiedad fue creada originalmente por Jacques Majorelle (1886-1962), quien dedicó casi cuatro décadas a la creación de ese jardín que lleva su nombre y que acabó convirtiéndose en el más visitado de Marruecos.
El arte y Jacques Majorelle
Jacques Majorelle nació en 1886 en Nancy, Francia. Su padre, Louis Majorelle, era un famoso ebanista y diseñador francés, cofundador y vicepresidente de la Escuela de Nancy (en francés, École de Nancy), un movimiento artístico muy variado del Art Nouveau creado en la ciudad francesa de Nancy entre finales del siglo XIX y principios de XX, y que reunió a diferentes artistas, como: artesanos, decoradores, pintores, ebanistas, vidrieros, herreros, así como a industriales y arquitectos, químicos, albañiles, y muchos más.
Tinghir Todra, Jacques Majorelle, 1931 • Colección privada
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Marché Soudanais, Bamako (Mali), Jacques Majorelle, ca 1944-45 • Colección privada
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A pesar de haber realizado tres años de estudios de arquitectura, Jacques Majorelle decidió dedicar su vida a su pasión principal, la pintura. No en vano, había crecido en un ambiente artístico idóneo para ello, rodeado de dibujantes, ebanistas y marqueteros de los talleres de su padre.
Su pasión por los viajes y la botánica le llevaron en sucesivas ocasiones a Marruecos, cuya flora, con más de 4200 especies, es una de las más ricas del norte de África y una de las más diversas de la región mediterránea. A partir de 1917, la ciudad de Marrakech que tanto le cautivó en su primera visita, se convirtió durante varios años en su base para los numerosos viajes a África, hasta que, finalmente, fijó allí su residencia junto a su esposa Andrée Longueville. Todo comenzaba a coger color -nunca mejor dicho- y en 1923, Jackes Majorelle compró una parcela de 4.000 m2 situada en el borde de un palmeral de Marrakech.
El jardín, el arte y el “azul majorelle”
Majorelle fue comprando parcelas de tierra contiguas hasta que alcanzó 4 hectáreas de terreno. Construyó una casa en un estilo moro sobrio y talleres alojados en otro edificio de estilo bereber con una torre alta de adobe. En 1931, el arquitecto Paul Sinoir diseño una villa cubista al final de la acequia y cerca de su primera casa. En la planta baja se ubicaba su taller y el estudio en el primer piso. Los balcones y una pérgola de inspiración árabe se incorporaron en 1933.
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Los colores que comenzó a utilizar en 1937 constituyen la idea genial que hizo de este jardín una obra maestra. Primero pintó la fachada de su estudio, luego todas sus propiedades, incluyendo puertas, pérgolas, macetas y varios edificios en un esquema de colores primarios llamativos y brillantes, uno de los cuales más tarde se conocería como «azul Majorelle».
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Pero faltan las plantas. El exuberante jardín creado por Majorelle se construyó alrededor de su vivienda con cientos de variedades raras de árboles, así como cactus, palmeras, bambú, cocoteros, tujas, sauces llorones, algarrobos, jazmín, ágaves, nenúfares blancos, datura, ciprés, buganvillas y helechos. Durante casi cuarenta años continuó enriqueciéndolo con nuevas variedades de plantas de los cinco continentes.
El declive y el rescate
El costoso mantenimiento y sus problemas económicos obligaron a Majorelle a abrir el jardín al público estableciendo una tarifa de acceso. El declive se iniciaba y continuó hasta que Yves Saint Laurent y Pierre Bergé descubrieron en la década de 1960 ese pequeño paraíso exótico verde y azul añil, cuyo jardín estaba a punto de convertirse en un complejo hotelero.
Yves Saint Laurent y Pierre Bergé, crearon una asociación para salvaguardar y restaurar la propiedad y, años después, adquieren todas las posesiones de Majorelle, que incluía los jardines, el estudio taller del pintor y su residencia particular. La casa se encontraba en muy mal estado y el jardín abandonado.
El diseñador de interiores estadounidense Bill Willis transformó el estudio del pintor en un Museo de arte islámico, y durante dos décadas albergó diferentes exposiciones. En 2011 se convirtió en el Museo Bereber, donde se representan las diversas tribus indígenas, las más antiguas del norte de África, con una colección de más de 600 objetos originarios desde las montañas Rif hasta el Sahara.
La casa, de uso privado, se convirtió en su residencia desde 1980 y fue bautizada como Villa Oasis. Tras la muerte de Saint Laurent, Bergé donó la Villa Oasis y el Jardín de Majorelle a La Fundación Pierre Bergé – Yves Saint Laurent.
La infinidad de colores de Marrakech inspiraron a Yves Saint Laurent, quien decidió agregar otros tonos al Jardín de Majorelle, como el amarillo dorado y el azul cielo. Por su parte, Bill Willis introdujo posteriormente una paleta vibrante en el jardín, que incluye el verde celadón y el azul medianoche.
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La restauración del jardín fue dirigida personalmente por Yves Saint Laurent. Se incrementó el número de especies vegetales de 135 a más de 300. También se añadieron fuentes y otros elementos decorativos, que hoy incluye el pequeño monolito que recuerda al diseñador. Se instalaron sistemas de riego automático, ajustando la distribución del agua según las horas durante el día y las necesidades específicas de cada planta.
El Jardín Majorell y sus plantas
En la actualidad, un equipo de 19 personas se ocupa del mantenimiento del jardín, donde crecen 500 palmeras, alrededor de 60 variedades de cactus, árboles y flora exótica. El Jardín de Majorelle, un jardín de clima seco, se renueva constantemente. Bajo la supervisión del diseñador de jardines de California, Madison Cox, se lleva a cabo el trabajo necesario para respetar el rico patrimonio natural del jardín desde una perspectiva sensible con la ecología.
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En la parte sur del jardín se sitúan las palmeras. Algunas han sido importadas del Pacífico Sur, África oriental, India, la cuenca mediterránea y las Islas Canarias, entre las que se encuentran Washingtonias, Bismarckia nobilis, Phoenix canariensis y roebelenii, Coccothrinax crinita y Sabel causiarum. Más recientemente, se ha incluido Phoenix reclinata(Palmera de Senegal), nativa de África tropical.
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El contraste con el desierto que rodea la ciudad de Marrakech lo ofrecen las plantas acuáticas, como los nenúfares (Nymphaea) y las flores de loto asiáticas (Nelumbo nucifera).
Entre las 60 variedades de cactus, se encuentran algunas especies que han sido importadas de las regiones del sudoeste de los Estados Unidos. En los últimos años se han plantado nuevas especies de cactus, que incluyen Espostoa lanata, un cactus columnar lanudo nativo de Perú.
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Pero en el jardín no solo cogen altura las palmeras. Es realmente mágica la luz moteada del pequeño bosque de bambúsque se extiende desde el sur hasta el oeste del jardín, discurriendo entre los muros fronterizos y un camino sinuoso. Los bambúes viven en el Jardín Majorelle desde los años 80. Las dos especies Phyllostachy glauca y Phyllostachy vivax f. aureocalis, originarias de China, pueden crecer hasta 12 metros.
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En la actualidad, el Jardín de Majorelle, uno de los principales patrimonios culturales de Marrakech, es una de las atracciones turísticas más importantes de Marruecos. Recibe unos 700.000 visitantes al año, en su mayoría turistas, algo que pone de manifiesto su valor, al tiempo que hace un tanto incomoda la visita, todo hay que decirlo.
Yo, sin embargo, tengo que reconocer que he disfrutado enormemente buceando por la información y las fotografías, y lo he hecho de tal forma que casi he podido sentir la serenidad que perseguía Jacques Majorelle cuando ideó lo que él consideraba su obra más bella.
“Este jardín es una tarea trascendental, a la cual me entrego por completo. Me quitará mis últimos años y caeré, exhausto, bajo sus ramas, después de haberle dado todo mi amor «.
“Este jardín es una tarea trascendental, a la cual me entrego por completo. Me quitará mis últimos años y caeré, exhausto, bajo sus ramas, después de haberle dado todo mi amor «.
© Fondation Jardin Majorelle
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Para quienes tengan interés en seguir descubriendo Marruecos y sus jardines, os dejo los enlaces a un par de libros que nos trasladan hasta allí en un abrir y cerrar de ojos (y de libros).
fotoS e información | FONDATION JARDIN MAJORELLE
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