La ecologización urbana tiene grandes aliados en aquellos proyectos de paisajismo público o privado que incluyen azoteas y muros verdes. En este caso, se trata de un jardín corporativo de estilo pradera implantado en una azotea de Rotterdam. Un espacio donde los empleados pueden almorzar y descansar y que se convierte también en hábitat para abejas y mariposas.
Cuando se utiliza el término green cities o ciudades verdes, nuestra mente suele trasladarse a ambiciosos proyectos urbanos a gran escala. Sin embargo, para logar enverdecer las ciudades son necesarios también gestos individuales, desde plantas en balcones, terrazas y alféizares, hasta pequeños jardines urbanos. Todo suma y todo cuenta para reducir el efecto isla de calor que se presenta en las grandes ciudades, cuando la temperatura del aire es entre 2 y 5ºC más caliente que en las zonas rurales. Esta subida de la temperatura del aire altera los estados del tiempo y modifica los patrones del viento, nubes y precipitaciones.
Las azoteas verdes, jardines y árboles en las ciudades son grandes socios para combatir esa subida de temperatura. Por eso, lejos de considerarse una mera tendencia o moda, hoy en día todos sabemos que la jardinería y huertos urbanos son ya una necesidad.
Un jardín de estilo naturalista en la azotea de un edificio de Róterdam
En 2016, el diseñador holandés Arjan Boekel diseñó y construyó un jardín con plantación de estilo pradera, ubicado en la azotea de un edificio de seis plantas donde se encuentran las oficinas de la empresa Monday en Róterdam. La idea era crear un espacio al aire libre, donde el personal y los visitantes de la empresa pudieran hacer uso de las áreas de descanso y el bar cuando tenían tiempo libre. Un año después se había conseguido. Ahora, incluso, también se utiliza para realizar presentaciones y talleres, obviamente, siempre que las condiciones meteorológicas sean favorables.
Juntos, los caminos, los asientos futuristas y las plantas funcionan como un pequeño parque en el techo, para disfrutar durante las pausas para el almuerzo y las reuniones. Un bonito lugar verde en la ciudad, donde estás rodeado de plantas en lugar de muros y tráfico. Donde se almacena el agua de lluvia, donde insectos y pájaros pueden encontrar un hábitat, donde se reduce el efecto isla de calor urbano. Así es exactamente como deberían funcionar los jardines y parques: como un refugio tanto para las personas como para los animales, haciendo de nuestras ciudades lugares más saludables para vivir. Arjan Boekel
Estamos de acuerdo ¿verdad? Desde esa perspectiva, Arjan Boekel diseñó para esa azotea una plantación dinámica que incluye diferentes tipos de plantas vivaces, gramíneas ornamentales y plantas bulbosas. Parece ser que las abejas, abejorros y mariposas fueron prácticamente los primeros visitantes de ese jardín, adonde acudieron nada más terminar su construcción.
Las estructuras de madera, que evocan nidos o vainas con apariencia futurista, se convierten en agradables lugares para que los empleados y visitantes puedan sentarse y disfrutar de la vegetación a la sombra y al abrigo del viento.
La plantación
En el libro Gardens Under Big Skies, el paisajista y escritor Noel Kingbury presenta a Arjan Boekel como un diseñador de jardines que pertenece a la generación más joven de diseñadores que han nacido del llamado New Perennial Movement, movimiento influenciado por Piet Oudolf, Henk Gerritsen y los viveros que se establecieron en la década de 1990. Un diseñador muy centrado en las plantas, pero también con gran conocimiento del paisaje y de cómo los jardines se relacionan con él.
Con respecto a este pequeño jardín urbano, Kingsbury destaca que algunas de las especies vegetales incluidas en la paleta de plantación son tolerantes a la sequía, lo que no deja de llamar la atención al tratarse de un jardín holandés. También comenta el interés que despiertan varias especies de Euphorbia, que brindan interés por su floración y el follaje. Entre ellas, Euphorbia amygdaloides ‘Purpurea’, que se presenta realmente atractiva cuando las cabezas de flores ya están oxidadas y descoloridas.
Otras vivaces que destacan son Digitalis parviflora, de corta duración pero que se autosiembra; Allium senescens, una especie de floración tardía; en color rosa Saponaria officinalis y Dianthus carthusianorum; y en tonalidades violeta Erysimum ‘Bowles Mauve’.
Las gramíneas ornamentales, como Sesleria autumnalis y Poa laballidieri, aportan un elemento importante de continuidad.
Parece ser que el sustrato poco profundo (30 cm en la parte más profunda y 10 cm en los bordes) presentaba dificultades, lo que llevó a Arjan Boekel a sembrar en las zonas más difíciles, con especies como Centranthus ruber, pensando que de esta forma se produciría un proceso de selección natural. Una decisión que tuvo efectos positivos para la supervivencia de esas plantas que, incluso, se autosembraron en otros lugares.
Las excusas para no crear jardines entre el asfalto se acaban. Incluso si las calles son estrechas y las plazas pequeñas, siempre habrá alguna idea creativa que solvente el problema de espacio. Como suele decirse, querer es poder.
Fotos: © Maayke De Ridder
TEMAS RELACIONADOS
- Jardín corporativo en una azotea de Londres convertido en un paraíso para las abejas y otros polinizadores
- La granja urbana más grande del mundo está en una azotea de Paris Expo Porte de Versailles
- Los jardines circulares (que son ovalados) de Naerum, Copenhague
- Método Miyawaki y los pequeños bosques urbanos para impulsar la biodiversidad en las ciudades