Comienzo una serie de artículos que hablarán de jardines privados, muy privados … o tal vez no tanto, porque sus propietarios suelen entornar la puerta de entada a través de su blog o en fotografías que publican en las redes sociales.
Como ayer estuvimos en Tarragona, aprovecho el viaje y vamos a visitar El Jardín de Bemi en Querol, en el interior de la provincia de Tarragona. Yolanda, su propietaria, comenta en su presentación que gran parte del blog lo dedica a la evolución y creación de su jardín, que quería que fuera de bajo mantenimiento y con interés paisajístico a largo de las cuatro estaciones del año. En octubre de 2009 publicó su primer post y en él hablaba del estanque que estaba creando y que se convertiría en su pequeño laboratorio, para empezar a descubrir plantas autóctonas o adaptadas a la sequía que, progresivamente, fue incorporándolas al jardín.
Su propósito
Ese era su propósito y, sin lugar a duda lo consiguió, porque hoy, cinco años después, el Jardín de Bemi es un perfecto ejemplo de xerojardín, donde la belleza viene de la mano de una acertada selección de plantas autóctonas y exóticas adaptadas al clima mediterráneo, pero también le acompaña el gran acierto de permitir que especies menos apreciadas se “cuelen” en el jardín (los cardos o la achicoria son alguna de sus debilidades).
Su reto
Además de su propia experiencia, le gusta estar en continuo aprendizaje, absorbiendo conocimientos de los grandes diseñadores de jardín y jardineros, de sus doctrinas. Beth Chatto podría ser su “jardinera de cabecera” y su frase “la planta adecuada en el lugar adecuado” es también el lema de Yolanda, y su reto, porque siempre trata de conseguirlo y cuando se equivoca lo reconoce y, si es posible, cambia la planta al lugar idóneo.
Su mérito
Cuando se crea y se mantiene un jardín con verdadera devoción y afición, la naturaleza lo reconoce y el resultado se hace evidente. Su jardín transmite calidez, porque se ha ido creando poco a poco, sin ayuda externa y eso, inevitablemente, va dejando un poso que lo humaniza. Tal vez por ello, en ocasiones hay especies de rosas, por ejemplo, que en teoría tenían que ser más sensibles al frío o al calor y a la sequía, pero Yolanda comenta en su blog con orgullo cómo se adaptan a su jardín, restando importancia a sus cuidados. Se podría decir que a su afición jardinera, habría que unir una vocación docente (desconozco si esa es su profesión) porque parece que ha decidido educar a las plantas para que sean autosuficientes y, a juzgar por las fotos que publica, parece que lo está consiguiendo. Es un jardín de estilo rústico y mediterráneo, pero envuelto con una exquisita selección de especies, donde se funden una buena dosis de diseño con otro tanto de espontaneidad y todo perfectamente equilibrado. Ese es su mérito, ese y su capacidad de conocer y reconocer las plantas, de las que solo habla con autoridad cuando ha experimentado con ellas y tiene resultados evidentes para destacar sus virtudes o inconvenientes.
Su debilidad: las rosas
No voy a hablar más del jardín ni de las especies que lo han poblado (muchísimas a lo largo de estos años), porque considero que visitar su blog es la mejor manera de conocerlo de primera mano. Las fotos son una maravilla – la fotografía es otra de sus aficiones-. Pero lo que sí es casi obligatorio mencionar son las rosas, su debilidad y su especialidad. Su primer rosal, Roundelay, un híbrido de té, lo pasea orgullosa por el blog de vez en cuando. Todo un manual para poder aprender a conocerlas y reconocerlas y, lo que es más importante, a descubrir valiosos trucos sobre cómo cuidarlas, porque cada especie y cultivar es un mundo, y en ese aspecto el mejor manual que existe viene manchado de tierra.
Os aconsejo seguir el blog y sus comentarios y, a modo de aperitivo, comparto algunas fotos de su jardín que amablemente me ha permitido publicar. Hoy visitamos: El Jardín de Bemi.
Fotos ©Yolanda Mira en El Jardín de Bemi