Los parques urbanos no son solo plantas, son cultura, actividad y sostenibilidad. Eso es lo que defiende la arquitecta paisajista norteamericana Kathryn Gustafson (Yakima, Washington, 1951). Ella fue la encargada del diseño del Parque Central de la ciudad de Valencia, un parque de 23 hectáreas en pleno centro de la ciudad, que tiene como objetivo el soterramiento de las vías ferroviarias que dividían ese espacio, degradado desde hace décadas, y cuya primera fase se ha inaugurado el pasado mes de diciembre.
Con la luz, el agua y el verde como referencias, este gran parque urbano que integrará los barrios históricamente separados por el ferrocarril, aspira a ser sostenible, ya que producirá toda la energía que utilice a través de la instalación de paneles fotovoltaicos y de la reutilización de toda el agua existente.
Si es cierto que la construcción del Parque Central de Valencia está resultando “más larga que la obra del Escorial”, como se solía decir coloquialmente, pero parece que el parque comienza a tener forma y, al menos la primera fase es una realidad, con matices, pero ya es un espacio en el que asoma el verde y donde comienzan a disfrutar ciudadanos de todas las edades. Es solo un primer paso, pero, teniendo en cuenta los años de espera, se presenta como un paso de gigante.
Kathryn Gustafson
Para ganar el concurso del Parque Central en 2011, al que se presentaron 36 propuestas de ocho países, Kathryn Gustafson tuvo que lidiar con arquitectos de reconocido prestigio, como el británico Richard Rogers, autor de la terminal T4 del aeropuerto de Barajas; la anglo-irakí Zaha Hadid, ganadora, al igual que Rogers, del premio Pritzker de arquitectura y fallecida en 2016; el español Alejandro Zaera Polo, que desarrolla el espacio olímpico de Londres 2012; y el estudio holandés West 8, liderado por el paisajista Adriaan Geuze.
Tampoco es de extrañar, puesto que Kathryn Gustafson es una paisajista norteamericana reconocida a nivel internacional. Tras estudiar arte y diseño de moda, se formó como paisajista en Francia, en la Ecole Nationale Supérieure du Paysage en Versalles. Distinguida por la Sociedad Americana de Arquitectos Paisajistas y con despacho en Londres y Seattle, es doctora Honoris Causa de la Universitat Politècnica de València. Viaja a menudo a esa ciudad, donde lidera al equipo encargado de diseñar y ejecutar el Parque Central de Valencia.
Entre sus obras más relevantes se encuentran el parque cultural de la Westergasfabriek en Amsterdam; el Lurie Garden, en el Millenium Park de Chicago, el memorial de la princesa Diana en Hyde Park, su propuesta para la 11ª Bienal de Venecia y el proyecto ganador del concurso para Union Square, en el National Mall de Washington.
Parque Central • ‘Aigua plena de seny’
Ligado a la transformación ferroviaria que supondrá el soterramiento de las vías y la construcción de la Estación Central, este proyecto es, cualitativamente, el de mayor impacto urbanístico de la ciudad.
Tiene la característica de no constituir un nuevo ensanche sino que recapitaliza una parte de la ciudad, hoy degradada por el desuso de instalaciones industriales de gran superficie, con la dotación de elementos urbanos de primer orden –un gran parque y un bulevar- y con la ganancia de permeabilidad –gracias al soterramiento de las vías férreas- de los barrios del sur de la ciudad, que han ido acercándose a las vías hasta encontrarse con el límite de las mismas que casi les impide una buena relación en sentido este-oeste.
El espacio total es de 66 hectáreas, de las cuales 23 hectáreas se destinarán a zona verde. La primera fase consiste en el recién inaugurado parque de 11 hectáreas y une los barrios orientales y occidentales que anteriormente estaban divididos por el ferrocarril.
El diseño de Kathryn Gustafson está inspirado en un poema del escritor valenciano Ausiàs March, ‘Aigua plena de seny’, (agua llena de sabiduría) y ha sido relevante su ubicación entre varios hábitats ecológicos: Reserva del río Turia, la llanura agrícola (La Huerta), el Parque Natural de la Albufera y el Mar Mediterráneo.
“El agua es la guía que te lleva a la entrada y salida. Siempre es la pieza principal la que te acompaña a medida que te mueves por el parque. Tener eso como lo primero que uno experimenta es muy importante para nosotros” afirmó en su día Kathryn Gustafson. En el subsuelo, distribuidos por el parque, 28 pozos de infiltración se ocupan de recoger, almacenar y devolver al freático el agua de lluvia como sistema de ahorro de agua de riego y gestión medioambiental. El gran lago del centro del parque formará parte de la gestión de aguas pluviales, lo que hará que el lago no sea sólo un símbolo sino también una herramienta.
Junto al agua y como gesto unificador, aparece la tradición local de la cerámica valenciana, representada a través del concepto de “cuenco”. Cada uno de los cuencos se crea a través de relieves esculturales en el paisaje que albergan espacios con identidad histórica para las artes, actividades programadas, espacios para la comunidad y eventos culturales.
El resultado final de este proyecto se perfila como un parque contemporáneo que pretende convertirse en un espacio público urbano sostenible. Fuentes y canales discurren por el parquey, a través de una red de paseos, se conectan diferentes espacios: La Huerta Jardín, el Jardín de la Infancia, el Jardín Romántico, el Jardín de las Flores, etc.
En el futuro, el Parque Central se completará con más canales de agua, un lago y nuevos paseos que generarán otros espacios con diferentes usos, como un auditorio al aire libre sobre la pradera o el Jardín de Aromas, pensado para personas con discapacidad visual.
Primera Fase del Parque Central
Quince años después de la firma del convenio que tiene como objetivo el soterramiento de las vías ferroviarias en Valencia, el 17 de diciembre de 2018 se inauguró la primera fase del Parque Central, un 40% del proyecto total y que ocupa una superficie de 110.826 metros cuadrados. Tres años y medio de obras llenas de retrasos han servido para transformar un antiguo suelo industrial repleto de vertidos tóxicos, sobre todo hidrocarburos, en un parque que ahora sí que promete convertirse, junto con los jardines de Viveros, en el jardín de referencia de Valencia.
El espacio más importante disponible ya es la Plaza de las Artes, que se sitúa cerca las cuatro naves ferroviarias que acogerán equipamientos públicos. Una gran fuente recibe al visitante para luego transformarse en un canal que conduce hasta una alquería al fondo, junto a las vías. Esta se destinará a las oficinas del parque.
En el parque se combinan praderas, jardines de flores, arbustos y arbolado y espacios para todas las edades, y, además, se han recuperado los edificios ferroviarios protegidos por su alto valor arquitectónico y patrimonial, a los que se les dará diferentes usos culturales y deportivos. Es importante destacar que la Estación del Norte -una joya de la arquitectura modernista declarada Monumento Histórico Artístico en 1961 y Bien de Interés Cultural en 1983- quedará integrada en el Parque Central.
• Zonas verdes
La primera fase del Parque Central de Valencia tiene ocho accesos y un vallado perimetral de 490 metros lineales con una altura de 3 metros separa la zona verde de las vías.
Esa zona verde está formada por unos 2.000 m2 de pradera con flores silvestres y unos 5.700 m2 de césped-bermuda (Cynodon dactylon) un césped de grama fina o gramilla muy utilizado en jardinería privada y pública por ser muy resistente, de bajo consumo y poco mantenimiento.
Esta primera fase del Parque Central tiene 1.000 árboles y 100.000 plantas (85.000 plantas arbustivas y herbáceas; y 15.000 plantas de 200 especies -plantadas en 1.300 jardineras- para cubrir los muros de mantos verdes).
Las plantas se distribuyen en siete espacios: Plaza de las Artes, Jardín Huerto, Jardín de Flores, Jardín Romántico o Entrada Este, Jardín de los Niños, Pantalla Oeste, y una larga pérgola que atraviesa el Parque dándole unidad al conjunto.
• Las plantas
En todo el parque existe una amplia representación de la flora mediterránea utilizada habitualmente en jardinería, junto con otras plantas herbáceas, arbóreas y arbustivas alóctonas. Siguiendo las directrices de Kathryn Gustafson, en el diseño de plantación se ha tenido en cuenta la época de floración de cada especie, con el fin de jugar con el color a lo largo de las cuatro estaciones del año.
Frutales, palmeras, cipreses, olivos, acacia de Constantinopla, bauhinias, jacarandas, son algunas de las especies que van a arbolar este parque. Ficus en la rotonda, plátanos de sombra en el entorno de las Naves y grevilleas en la calle Filipinas, también.
Los árboles proceden en su mayoría de Valencia, pero también se han traído de Girona los 17 ejemplares de Ginkgo biloba ubicados en la Plaza de las Artes; y de otras localidades españolas como Logroño, de donde proceden los 15 ejemplares del llamado árbol del amor (Cercis siliquastrum) plantados en el jardín de flores. Palmitos (Chamaerops humilis) traídos de Sicilia y perales (Pyrus Cayetana) también procedentes de Italia conviven con cipreses traídos desde Motilla del Palancar, aligustres (Ligustrum lucidum) o árboles de hierro (Parrotia persica).
El muro verde es uno de los elementos singulares del parque. Actúa como estructura de retención para dar forma a la topografía del paisaje de la “huerta jardín” y el “jardín de los niños”. Está construido a partir del uso de paneles prefabricados de hormigón y en su cota más alta alcanza los 6 metros de altura.
Además de las jardineras del muro verde, las plantas que cubrirán otro de los laterales de este espacio son trepadoras como abutilón y parra virgen, frutales en espaldera y arbustos.
La malla de la pérgola que ocupa 900 metros cuadrados de superficie se cubrirá con un centenar de plantas trepadoras. Entre otras especies, habrá buganvillas, jazmín chino, jazmín azul, jazmín de Madagascar, rosal y parra virgen.
El jardín de flores constituye el espacio más colorido y variado, con 147 especies de plantas herbáceas y arbustos, que incluyen trepadoras, rosas, artemisa, lavanda, campanilla, santolina, hibiscos y agapantos entre otras especies. No podía faltar una planta tan arraigada a la historia del Mediterráneo como el acanto (Acanthus mollis). En ese mismo jardín de flores se han plantado ejemplares de Crinum Powellii, un híbrido de origen hortícola, perenne, bulboso, que presenta vistosas flores de color rosa parecidas a las de los lirios. Esta no es la única planta exótica, puesto que también se han traído diferentes especies (en muchos casos semillas y esquejes) de países como Italia, Holanda, Japón e Indonesia.
En la rotonda de la plaza Manuel Sanchis Guarner se han plantado casi 4.700 vincas cuyas flores azules asomarán en primavera. A medida que la planta vaya creciendo, las medias lunas quedarán cubiertas al finalizar el periodo estival por el manto vegetal de esta especie vivaz.
• El cultivo de las plantas
Un buen porcentaje de las plantas han estado aclimatándose durante meses en los viveros de la zona antes de ser plantados en dos fases. El resto se fue adquiriendo progresivamente en otros viveros.
Para que las plantas crecieran con éxito, se ha cuidado mucho la preparación de los terrenos. En el jardín se ha excavado un espesor diferente para cada especie y grupo. Cada plantación tiene un tipo de tierra distinta y un porcentaje de material orgánico ajustado a las necesidades de cada especie. Para optimizar el sistema de riego se ha incluido un tuvo de aireación de las raíces, que permite dar oxígeno al terreno para que las raíces se desarrollen mucho mejor.
• Piedras Naturales
La Naturaleza no está presente solo a través de las plantas. El parque hace también un uso notable de tres piedras naturales: el mármol Macael en bancadas, la caliza de Calatorao en las zonas de paseo y muros de coronación y el granito negro en las fuentes y canales.
El futuro del Parque Central
En el proyecto de Gustafson se contempla crear una gran plaza central, con palmeras y jacarandas que unirá los extremos norte y sur; un lago y unos jardines mediterráneos, así como un anfiteatro.
Eso será la segunda fase y completará la ejecución del Parque Central, un parque que todavía tiene mucho que contar, porque esto no ha hecho más que empezar, aunque esta primera fase ya pinta muy bien. Confío en que el parque pase la prueba esta primavera pintando sus jardines con vivos colores.
Fotos: Richard Bloom, Kike Taberner (Valencia Plaza), Gustafson Porter + Bowman y Levante-emv
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