Arte Pintura pintura jardin

La Pérgola y el arte de Silvestro Lega

La genialidad viene casi siempre unida a la libertad, la de pensamiento y la de acción. Cuando un artista no se conforma, busca e inventa, hace uso de una libertad que suele traer recompensa, siempre y cuando la creatividad esté de su parte.
Si hablamos de pintura al aire libre, sin querer, nuestra mente se sitúa en la corriente impresionista. Pero en la década de 1850, en Florencia, un grupo de artistas creó el movimiento conocido como los Macchiaoli.
 
Qué delicia ver en sus cuadros la mancha de luz y de color. La mancha (macchie) que da nombre a este movimiento artístico italiano y que representa brillantemente los cambios cromáticos, evitando a toda costa el dibujo o los contornos. A los Macchiaioli no les interesa la pintura que se enseña en las academias. Ya no hay claroscuros, sino libertad y espontaneidad para expresar emociones, para representar los colores. Las luces y sombras aparecen para llevarnos al punto y casi a la hora en que tiene lugar esa escena. Escenas que ya no están inspiradas en la religión, la historia o la mitología y se inspiran en el paisaje y el trabajo en el campo. 
 
Silvestro Lega (1826 – 1895) formó parte de ese grupo, a pesar de acercarse, casi rozar, la corriente impresionista. Su cuadro La Pérgola (El Emparrado), pintado entre 1864 y 1868, representa de forma clara las pretensiones de los macchiaoli. Pequeñas manchas en tonos claros, para representar las flores; o la luz a través de las hojas, que casi se puede sentir. Los expertos destacan cómo la mancha y la perspectiva en ese cuadro se superponen sin fundirse en ningún momento.


 

Como un gran boceto. Mágicas pérgolas filtrando la luz, mágicos jardines y grandes creadores. Qué sencillo, aparentemente; qué genial es quien consigue despertar esa magia. Manchas que dejan testimonio del verdadero valor de cada detalle y detalles que no puedes pintar, si antes no has sido capaz de percibirlos.

El aire que rodea los almiares de Monet

Pin It on Pinterest