Hoy vamos a imaginar que diseñamos jardines en algunas casas de Gloucester, en Massachusetts. Es un trabajo de campo que os propongo. Aunque, en realidad, es un pretexto, una introducción para justificar que quería hablaros de Hopper desde hace ya tiempo, pero no encontraba la manera de hacerlo con atino.
Ayer por la tarde la fortuna se puso de mi lado y The New York Times, nada más y nada menos, me brindó la oportunidad de hablar de Hopper con toda autoridad. Bueno, quiero decir que al ver su artículo, me estallaron en la cara esas fascinantes casas de Gloucester. Casas tan llenas de luz, que hacen todo un reto imaginar el diseño de su jardín, sin que compita con la belleza de esos cuadros y ahora, además, con la belleza de estas fotografías que intentan capturar cómo miró Hopper, lo que posteriormente reflejaba a través de su obra. Es genial ¿o no?. La fotografía persigue a la realidad, para poder competir con la ficción de la pintura. A mi me parece algo fascinante.
Bien, pues el fotógrafo Gail Albert Halaban ha localizado todas y cada una de esas casas pintandas por Hopper en Cape Anne, Massachusetts, donde pasó un tiempo en la década de 1920. No tengo palabras para expresar la emoción que me invadió descubrir este slide, en el que se compararan las dos obras inspiradas en un mismo objeto. Un trabajo, sin duda, admirable.
Pincha aquí para acceder al slide show verás qué maravilla.
Si te gusta Hopper y vives o tienes previsto visitar Madrid, recuerda que hay una magnífica exposición de su obra en el Museo Thyssen-Bornemisza hasta el día 16 de septiembre.