La levedad de las flores silvestres y la belleza del paisaje

La orilla del río en flor (Zakvitnutý breh rieky) Detalle •• Ladislav Mednyánszky, 1880-1885 •• Slovak National Gallery

Delicadas flores silvestres creciendo libremente en la orilla de un río. Flores leves, pero muy presentes, que destacan especialmente porque el río y el rebaño del fondo están difuminados. El artista László Mednyánszky pintó este cuadro, titulado La orilla del río en flor (Zakvitnutý breh rieky), entre 1880 y 1885.

Ladislav Mednyánszky , también conocido como László Mednyánszky (Beckó 1852 – Viena 1919) fue un pintor impresionista húngaro, cuya formación como pintor comenzó con el pintor austriaco Thomas Ender. Continuó sus estudios de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Múnich y la de París. A lo largo de su vida viajó por toda Europa, pero volviendo siempre al castillo de su familia en Strážky, en el noreste de Eslovaquia, donde se encontraba su único estudio permanente.

‘La orilla del río en flor’ (Zakvitnutý breh rieky) •• Ladislav Mednyánszky, 1880-1885 •• Slovak National Gallery

‘La orilla del río en flor’

Hoy he descubierto por casualidad la obra de Ladislav Mednyánszky (László Mednyánszky) y, por diferentes motivos, me ha cautivado esta pintura, un óleo sobre lienzo que mide 100 cm de alto y 85,5 cm de ancho.

Admiré la belleza del paisaje en su conjunto, pero, especialmente la ligereza de los detalles botánicos de esas flores silvestres, acentuadas, porque el artista ha utilizado más colores en ellas y, además, ha difuminado el fondo utilizando el sfumato, esa técnica pictórica inventada y bautizada por Leonardo da Vinci, que él describía como “sin líneas o bordes, en forma de humo o más allá del plano de enfoque”. Muy frecuente en la pintura del Renacimiento, el efecto vaporoso que se obtiene con el sfumato (esfumado) se debe a la superposición de varias capas de pintura extremadamente delicadas, que proporcionan contornos imprecisos y un aspecto de levedad y lejanía. Los tonos se difuminan hasta valores más oscuros. Algo así como el fondo desenfocado que ahora se puede conseguir rápida y sencillamente en la fotografía.

Tonalidades en verde, marrón, blanco, amarillo… un toque de sfumatoy mucha inspiración. Una maravilla. El título de la pintura es La orilla del río en flor, sí, pero yo me he tomado la libertad de añadirle un subtítulo que recoge algo de lo que me ha seducido de esta obra: La levedad de las flores silvestres y la belleza del paisaje. Además, he seccionado esta pintura, con mucha delicadeza, eso sí, para poder apreciar en detalle lo que el artista representó en su día, adivinar qué le hizo detener su mirada en esa escena campestre en una mañana brumosa y admirar, después, su capacidad de transmitirlo.