Nos vamos al campo a ‘cazar margaritas’ y otras compuestas. Buscaremos colores, los que nos ofrecen algunas de las miles de especies que, dentro de la familia de Asteraceae (Compositae), llenarán de vida un gran número de jardines a comienzos de otoño, especialmente aquellos que se crean con espíritu naturalista.
La familia Asteraceae (Compositae) -habitualmente nos referimos a ellas como asteráceas o plantas compuestas- se caracteriza por la típica inflorescencia en capítulos (solitarios o agrupados en panícula) que las hace fácilmente reconocibles. Es una de las mayores familias del reino vegetal, con cerca de 1.600 géneros y más de 23.500 especies distribuidas por todo el mundo. Son en su mayoría herbáceas, aunque también existe un cierto número de arbustos, trepadoras, árboles y plantas crasas dentro de esta familia.
Sin embargo, por su importancia económica, se puede hablar de alrededor de 40 especies. Muchas de ellas se refieren a lo que conocemos como margaritas (daisy) caracterizadas por su flor genérica con capítulos con lígulas blancas y flósculos centrales amarillos.
Hablamos de Bellis perennis (margarita común europea), Bellis sylvestris (margarita silvestre) Bellis anua; Anacyclus, Anacyclus clavatus, Anacyclus radiatus; Anthemis, Anthemis tinctoria, Anthemis arvensis; Calendula, Calendula officinalis, Argyranthemum frutescens; Chrysanthemum frutescens (margaritón), Tanacetum vulgare (sin. Chrysanthemum leucanthemum) y Leucanthemum vulgare, entre otras especies.
Pero existen también otras plantas compuestas (Asteraceae) que en las últimas décadas se han ido incorporando a esa lista de especies en alza y parece ser que es para quedarse. Aster, Rudbkeckia, Ratibida, Coreposis, Vernonia, Eupatorium, Serratula, Heliopsis, Ageratina, Helianthus o Leucanthemellaentre otras.
Para esa ‘caza y captura’ de margaritas y otras compuestas que os propongo, vamos a seguir los consejos de un experto en plantas, Noël Kingsbury, investigador, escritor y profesor británico, cuyos diseños de jardines son reconocidos por su enfoque naturalista. En el número de octubre de la revista Gardens Illustrated se publica un artículo suyo en el que comenta las diferentes opciones que nos ofrecen algunas de esas plantas compuestas, no todas con la apariencia típica de la margarita, ni todas conocidas de igual manera.
Junto a aquellas asteráceas con las que cultivadores alemanes, británicos y holandeses llenaron los jardines a finales del siglo XIX y principios del XX, se han ido incorporando otras especies y obteniendo cultivares que las mejoran. Pero, en las últimas décadas también se tiende a recuperar las variedades autóctonas. Cada país o región tiene ‘sus margaritas’ y la tendencia actual es la de intentar potenciar el cultivo y uso de esas especies nativas que garantizan mayor éxito con el menor coste de mantenimiento.
Noël Kingsbury menciona en su artículo algunos cultivares que ha seleccionado como opciones válidas para el jardín de otoño. Lógicamente habla de jardines ingleses, un dato que debemos tener en cuenta a la hora de valorar esa selección. Desde mi punto de vista, elegir una sola planta sería una tarea realmente complicada, todas tienen infinidad de probabilidades y extraordinaria belleza. Os dejo con ellas y así podréis hacer vuestra propia valoración.