Algunos afortunados pudieron visitar la pasada primavera los Invernaderos Reales de Laeken, una de las joyas del patrimonio cultural de Bélgica, que abrió al público, como cada año, durante casi tres semanas. Nosotros, ahora que comienza el frío, nos resguardaremos también en el interior de esas estufas donde se preservan las colecciones de plantas que la familia real belga ha atesorado durante más de 120 años.
Un pequeño privilegio que se suele traducir en numerosas fotos y comentarios. De todo ese aluvión de testimonios, he seleccionado algunos datos relevantes e imágenes que nos van a permitir conocer un poco más al detalle cómo es esa espectacular construcción de estilo Art Nouveau; un complejo de invernaderos construido en el siglo XIX junto al Castillo Real de Laeken, al norte de Bruselas, y que ha llegado a ser descrito como “una ciudad de cristal en un paisaje ondulante”
Pero los invernaderosaclimatados se crean para conservar y cultivar plantas en su interior y eso nos lleva a alguna que otra foto con varias de las especies vegetales que la pasada primavera coloreaban el interior de esos invernaderos o estufas.
Los invernaderos de Laeken • Un poco de historia
Todo comenzó cuando el segundo rey de los belgas, Leopoldo II, buscó convertir el Palacio Real de Bruselas en un gran centro de conferencias y ceremonias en el que poder recibir a mandatarios extranjeros. Con tal motivo, en 1868 decidió confiar en el arquitecto Alphonse Balatpara construir unos invernaderos.
Alphonse Balat comenzó a diseñar una serie de estructuras monumentales de hierro y cristal conectadas por galerías cubiertas y coronadas por cúpulas con claras vistas al cielo de Bruselas. Tras la muerte de Balat en 1895, los arquitectos Henri Maquet y Charles Girault concluyeron el trabajo empezado más de 20 años antes.
Este trabajo inspiró la nueva arquitectura belga de la época. De hecho, Balat fue maestro del icónico arquitecto Victor Horta, quién está considerado como uno de los primeros arquitectos que vio en el hierro sus posibilidades estético-decorativas, y no solo las técnicas y económicas.
Leopoldo II • coleccionista de plantas
Esa joya arquitectónica sirvió para conservar en su interior la espectacular colección de plantas que inició el rey Leopoldo II. Fascinado por la botánica y ávido coleccionista de plantas, el rey quería lograr una de las colecciones más llamativas del continente. Para lograrlo contó con la colaboración de los botánicos y biólogos más destacados de la época, e incluso trajo especies nuevas que recogía en sus viajes al extranjero.
Hoy en día, en esas estufas o invernaderos se preservan los ejemplares que la familia real belga ha atesorado durante más de 120 años, incluidas algunas de las plantas pertenecientes a las colecciones originales del rey Leopoldo II, aunque esta cuestión tiene varias versiones y lo que sí se puede afirmar es dichas plantas proceden de las plántulas del primer espécimen de la era del rey Leopold II. Además, en la colección se incluyen un gran número de especies raras y muy valiosas.
Cada invernadero tiene un tema diferente y alberga una colección de árboles o plantas, como la colección de Camelia en el Theatre Greenhouse; la de Azalea en el Azalea Greenhouse; Hydrangea en el Palm Pavilion; grandes ejemplares de palmeras en el invernadero más alto, llamado Winter Garden; especies de Pelargonium, Fuchsia y Abutilon se dan cita en el Geranium Pavillion y en el Small Geranium Gallery; palmeras y helechos arborescentes en el Palm Greenhouse
Un privilegio real, un signo de distinción en aquella época, que hoy en día se puede considerar un museo vivo que permite al ciudadano de a pie disfrutar, al menos durante dos o tres semanas al año, de numerosas especies exóticas procedentes de lugares muy lejanos. Visto así, suena mejor.
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Flickr
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Fuchsia y Pelargonium en Small Geranium Gallery Flickr
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| Primulas en el Palm Pavilion Flickr |
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Izquierda: El Invernadero Congo, Derecha: El Jardín de Invierno Flickr
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