Un paraíso vacacional situado alrededor del tercer lago más grande de Europa Central, cuyo atractivo principal se encuentra en el exuberante mar de flores de sus jardines y un bosque con una reserva de árboles de más de 150 años. El sobrenombre de la isla de las flores no es gratuito. Poneos cómodos, porque tenemos un largo recorrido por los jardines de Mainau.
Isla, castillo, iglesia y arboreto
Mainau es una isla de Alemania, localizada en el Lago de Constanza, en el extremo suroeste del país, cerca de Suiza y Austria. Está conectada por el sur con tierra firme mediante un puente.
La isla es especialmente famosa por el magnífico parque y los jardines que rodean el castillo barroco de la familia Bernadotte. Con 45 hectáreas de superficie, apenas tiene habitantes, por lo que está considerada como una aldea. Sin embargo, cada año llegan a la isla 1,7 millones de visitantes procedentes de diferentes países, que acuden atraídos especialmente por su arboreto y la explosión de flores en sus jardines durante la primavera y el verano. Un dorado para los fanáticos de los tulipanes, orquídeas, rosas, dalias, azaleas, hortensias y otras muchas flores.
El castillo teutónico, completado en 1746, y la iglesia de Santa María son aspectos arquitectónicos destacados de la época barroca. Aunque esos edificios históricos guardan una larga tradición, la pieza central de la isla es su arboreto, creado por Federico I de Baden (1826-1907), además de una rosaleda que todavía se conserva y algunos cítricos.
El conde jardinero y la carta verde de Mainau
La llamada isla de las flores como tal, en realidad tiene su origen en 1932, cuando el conde Lennart Bernadotte (1909-2004), nieto del rey Gustavo V de Suecia, se había casado con la plebeya Karin Nisswandt, lo que le privó del derecho a convertirse en rey en virtud del Acta de sucesión sueca. En el mismo año, Lennart Bernadotte y su esposa se mudaron a Mainau (que en ese momento era propiedad de la familia real sueca). Allí se encontraron con 45 hectáreas en estado salvaje que comenzaron a remodelar para convertirlo en jardines.
Al parecer, Lennart Bernadott, además de cineasta y fotógrafo, llego a ser considerado un gran experto en jardinería y paisajismo.Además, se podría decir que fue un pionero de la ecología, puesto que en 1961 presentó la Carta Verde de Mainau, uno de los primeros manifiestos publicados con la intención de sensibilizar acerca de la importancia de promover y aplicar políticas racionales de preservación y recuperación de la naturaleza. El documento contiene una lista de normas referidas al trato de la naturaleza y el medio ambiente. Una filosofía que mantienen hoy en día sus herederos, quienes intentan encontrar el equilibrio entre economía y medio ambiente.
El proceso de remodelación tuvo que ser interrumpido con la llegada del fascismo, pero se reinició al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Una vez convertida la isla en un paraíso de flores y plantas, el parque abrió al público y se convirtió en uno de los jardines de Alemania más famoso.
En 1974, la familia Bernadotte creó una fundación cuyo objetivo espreservar Mainau como parque y lugar cultural para las generaciones futuras. Por lo tanto, dicen, no hay razón para temer que un inversionista súper rico compre la isla y la convierta en su residencia de verano.
La entrada a la isla se hace previo pago, pero aquellos que la han visitado coinciden en afirmar que merece la pena. Imposible recorrer todos sus espacios en un día, como lo es mencionarlos aquí sin llegar a aburrir. Pero su mapa nos ayuda apreciar la diversidad de espacios que han diseñado en la isla, algunos de ellos dedicados únicamente a un solo género de plantas. Más que un paraíso, hace pensar en un jardín botánico, donde las plantas, y no tanto las atracciones turísticas, que las hay, son lo que realmente importa.
La isla de las Flores
• Más de un millón de tulipanes
El comienzo de la temporada turística es la exposición de orquídeasque se celebra en el invernadero donde se conservan las palmeras. Al mismo tiempo, los primeros crocos (Crocus) comienzan a florecer y poco después comienzan a hacerlo los más de un millón de tulipanes que están en flor en el periodo máximo de floración a finales de abril.
En la llamada Spring Avenue (avenida de la primavera), frente al lago azul profundo y los picos alpinos cubiertos de nieve, se ha planificado una exhibición de 450 variedades de tulipanes, que plantan cada otoño.
• Arboreto
El arboreto, quese expande hacia el noroeste de la isla, contiene 500 especies diferentes de árboles de hoja ancha y coníferas raros y valiosos, que fueron creados en 1856 por el gran duque Federico I.
Entre ellos se encuentra uno de los «más antiguos» de Alemania, árboles de metasecuoya (Metasequoia glyptostroboides). El árbol, que se originó en China, fue plantado en la isla en 1952, cuando tenía solo 70 centímetros de altura y prosperó bien en su nuevo hogar, de hecho, en la isla han crecido otras 51 metasecuoyas a partir de esquejes tomados de esta planta madre, creándose una avenida con estos gigantes primitivos.
Particularmente poderosos son algunos ejemplares de la secuoya gigante(Sequoiadendron giganteum). Sus semillas vinieron de California en 1853 y se plantaron en la isla en 1864, lo que las convierte en una de las más antiguas de su tipo en Europa.
En la isla se pueden encontrar cedros y álamos. Además, también crecen alrededor de 200 variedades de rododendros y azaleas.
• Al final del verano, jardín de dalias
Las dalias (Dahlia) son la atracción desde finales del verano hasta mediados de otoño. La ladera sur de la isla se convierte en un verdadero fuego artificial de colores, ofrecido por las flores de alrededor de 12.000 dalias.
Las dalias seleccionadas pertenecen a diferentes especies y grupos, y se plantan de acuerdo con la altura de crecimiento en macizos de flores que cubren un área de 2.400 metros cuadrados. Las más pequeñas miden aproximadamente 40 cm de altura, mientras que las dalias gigantes pueden llegar a medir hasta 2 metros de altura. Las flores van desde solo 4 cm en las dalias Mignon (variedades de flor sencilla), hasta 25 cm de las dalias decorativas (variedades de flor doble).
En los meses de primavera, el espacio que dejan las dalias se cubre con tulipanes de floración tardía, Allium, amapolas de Islandia (Papaver nudicaule) y nomeolvides (Myosotis) . A mediados de junio, comienzan la plantación de los 12.000 bulbos de dalia que llenarán de color el jardín en otoño.
• Terraza mediterránea
Hay un guiño al mundo de las plantas mediterráneas en general y a los jardines italianos en particular. La exuberante terraza ofrece una vista panorámica única del lago de Constanza. Una gran vid (Campsis grandiflora) especialmente llamativa, palmeras, ágaves, buganvillas y flores de la pasión situadas frente a varias especies de cipreses acentúan el toque mediterráneo.
• Cascada de agua y flores
La cascada, construida al estilo de los jardines del Renacimiento italiano, está hecha de granito de Tesino y conecta las terrazas mediterráneas con la orilla del lago más baja.
La flanquean cipreses (Cupressus sempervirens) en forma de pilares y las flores cambian durante la primavera y el verano, mientras que en otoño los árboles muestran sus atractivos colores.
• Descubrir praderas y estepas
El jardín de herbáceas es un lugar diverso para descubrir la naturaleza. Allí se pueden ver más de 20.000 plantas correspondientes a 700 variedades diferentes, en su mayoría identificadas con cartelas. Las plantas de la pradera y la estepa se combinan hábilmente con vivaces como amapolas orientales, peonías y azucenas.
Este jardín sigue siendo atractivo incluso en otoño e invierno, cuando las gramíneas y arbustos brindan interés con su diversidad de colores y estructuras fascinantes.
• Hortensias en el jardín en la azotea
El tejado del restaurante se convierte en un jardín que alberga más de 15.000 plantas. El énfasis en la plantación de este jardín se encuentra en la presencia de arbustos y plantas vivaces.
Se han plantado más de 50 variedades de Hydrangea macrophylla, acompañadas de plantas vivaces en esquemas de colores coordinados.
Un gran jardín sostenible y un paraíso vacacional
Un paraíso, sin duda, en cuya gestión se tiene en cuenta la protección del medio ambiente de la isla, que se ha organizado profesionalmente desde 1998 mediante la participación voluntaria en un sistema de gestión y auditoría medioambiental.
La política ambiental en la administración de la isla apunta a reducir los efectos adversos sobre el medio ambiente, pero siempre en la medida en que se puedan lograr con gastos económicamente viables y la mejor tecnología disponible.
Y entre una cosa y otra, se cuelan artísticas esculturas vegetales creadas mediante el arte de la mosaicultura. Ya se sabe, para disfrutar de los jardines y parques también hay que buscar atracciones para los más pequeños… bueno, y no tan pequeños.
Fotos: Mainau y Flickr