En ocasiones la personas hacemos ruido. Tanto que resulta hasta molesto, sobre todo cuando se trata de palabras necias que quedan inmortalizadas al escribirlas. Esa es la magia de la naturaleza, es cauta y silenciosa. Solo habla cuando tiene algo importante que decir y no utiliza mayúsculas, exclamaciones ni redes sociales. Si hay algo que ha brotado recientemente, lo ves solo si quieres verlo.
Esto fue lo que encontré el otro día mirando de un lado a otro, en silencio, en compañía de los pájaros y de algún que otro conejo que cruza rápidamente. De un azul tan intenso que resulta imposible no descubrir su presencia. Aquí habla principalmente el color y lo hace a gritos, cierto, pero no molesta. Es una Nigella damascena también denominada Nigella bourgaei y con infinidad de nombres comunes, entre ellos: arañuela, ajenuz de jardín, damascena de Cienfuegos, cabellos de Venus, amor en la niebla o demonio de los arbustos. Mira si no dices cosas, así, sin hablar.