No están todas las que son, ni son todas las que están. Pero he querido recoger alguna muestra de todas las que estaban esta mañana en el sector 7 del ‘invernadero de abajo’, que así es como lo conocemos y no sé llamarlo de otra manera.
Pasé de refilón, porque no me dirigía a ese sector. Tenía que enviar unas fotos de otras plantas, pero, algo me llamó la atención entre todo ese estallido de flores. Yo no hablo con las plantas y mira que me gustaría, pero creo que es una batalla perdida. Lo que si hago es mirarlas, porque al hacerlo compruebas que las plantas sí que hablan.
Hoy todas y cada una de ellas llamaba mi atención para que la eligiera como favorita. Querían foto, era obvio. Estaban en diferentes estadios de floración, a pesar de pertenecer al mismo ciclo de cultivo. Es algo habitual, un pequeño desorden en el tiempo que, hoy, las hacía doblemente atractivas. Cuando me acerqué para fotografiarlas, pude comprobar que mi impresión era bastante acertada. Son todas iguales, flores de gardenia jasminoides August Beauty, pero cada flor posa de diferente manera y se muestra ante ti con descaro, llamando la atención, buscando tu aprobación y elección. Asoma con delicados movimientos. Abre los pétalos a su antojo. Entona su color al mínimo roce de la luz del sol. Todo es diferente en cada una de ellas. A medida que acercas la cámara, la fascinación es mayor y piensas, cómo pueden ser tan descaradas y coquetas.
No son dos gardenias, son un millón de gardenias.