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Gazania x hybrida |
En ocasiones, ponerle color a la vida es un acto de valentía y de voluntad. En otras, es cuestión de flores. Por eso, siempre es una privilegio ver que, cuando unas se van, acaban apareciendo otras.
Las flores lo dicen todo. Si una planta está sana o no, si hay más o menos luz; si la temperatura es o no cálida. Las flores te avisan cuando no hay agua o nutrientes; te advierten que el calendario que tienes colgado en la pared no está del todo actualizado. Es mucho lo que nos dicen las flores, pero, por encima de todo, su elocuencia deriva de los colores que desprenden sus pétalos o brácteas, unos colores capaces de hacernos mirar la vida, aunque solo sea por unos instantes, de otra manera.
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Armeria maritima |
Son flores que, para bien o para mal, podemos seguir disfrutando en noviembre. Un mes que tradicionalmente traía más humedad que el anterior y se llevaba los pequeños restos del verano que todavía permanecían en el jardín durante el mes de octubre.
Un mes en el que las plantas de temporada, como las violas, anunciaban el frio invierno, del mismo modo que lo hacen en el campo el brezo de invierno. Mientras, las flores estivales de Coreopsis o de Bouganvillea parecen no querer marcharse, y las de Gazania, siempre que tengan sol, se quedan.
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Bougainvillea ‘Mini Thai’ |
No obstante, parece ser que, por fin, llega el frío propio de noviembre, aunque no así el agua que tanta falta hace. Hay plantas, como el cyclamen, que ya agradecen la bajada de las temperaturas. Además, nuestros jardines nos obligan a realizar el último trabajo, como trasplantar plantas bienales, plantar los bulbos de floración primaveral, cortar esquejes o, simplemente, podar y limpiar. Hay que recoger buenas semillas, como las de Alhabaca, o dejar las plantas preparadas para el invierno que se aproxima, cubrirlas si es preciso o introducirlas en casa cuando sea necesario.
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