Existe un buen número de especies del género Tropaeolum, más allá de las vistosas y tan populares flores anuales de capuchinas (T. majus). Son plantas herbáceas trepadoras y rastreras, cuyas flores ofrecen exhibiciones de colores vibrantes en primavera, verano y, en algunos casos, incluso en otoño. Plantas que han viajado desde Centroamérica y Sudamérica para ser cultivadas en jardines de muchas regiones cálidas y templadas del planeta.
Género Tropaeolum
Tropaeolum es el único género de la familia Tropaeolaceae. Lo integran 94 especies aceptadas de plantas herbáceas trepadoras y rastreras, más bien carnosas, a veces con rizomas tuberosos, que pueden ser anuales o perennes.
Originarias de Centroamérica y Sudamérica, el área de distribución de este género de plantas se extiende desde México hasta la Patagonia, donde crecen en muy diversos hábitats.
Las flores son grandes, fuertemente cigomorfas y tienen un espolón nectario en la parte superior, con pétalos que pueden tener flecos en los márgenes y están fuertemente estrechados en la base. El fruto suele separarse en tres unidades de una sola semilla. La polinización de estas especies la realizan aves e insectos grandes.
Plantas de jardín
En general, las plantas del género Tropaeolum son especies que prefieren un suelo frondoso y rico en humus, que se adapta mejor a las raíces tuberosas de estas plantas. Prefieren veranos frescos y húmedos, y algunas especies, como T. speciosum y T. polyphyllum, son resistentes al invierno.
Las plantas se suelen propagar a partir de semillas y, también, es posible dividir los rizomas antes de que comience el nuevo crecimiento. No obstante, conviene saber que la mayoría de los tropaeolums rechazan la alteración de la raíz, y el éxito en ese tipo de reproducción puede variar.
Especies de Tropaeolum que conquistan los jardines
El género Tropaeolum proporciona una serie de plantas ornamentales de jardín populares. Sin duda, las más comúnmente cultivadas –imposible resistirse a sus encantos– son las selecciones de jardín de la especie anual T. majus .
Sin embargo, existen otras especies perennes que funcionan bien en los jardines y ofrecen en algunos casos flores con tonos sorprendentes.
1. Tropaeolum majus (capuchina)
Conocida comúnmente como capuchina o capuchina de jardín, esta especie se cultiva principalmente como una planta anual semirresistente.
En realidad, T. majus es un cultígeno (planta que ha sido deliberadamente alterada o seleccionada por humanos como resultado de una selección artificial) producido en Perú y hoy en día aceptado como especie. Su fórmula híbrida probablemente se deriva de T. ferreyrae × T. minus.
Desde Perú a Europa, pasando por España
La capuchina llegó desde Perú a España en el siglo XVI traída por los conquistadores y pronto se hizo popular en los jardines de Europa. Hoy en día se encuentra extendida en muchas regiones cálidas y templadas del planeta, llegando a tener un comportamiento invasor en algunos casos. En España está naturalizada sobre todo en las provincias costeras de la península, en Baleares y en las Islas Canarias.
En estado silvestre, esta trepadora puede llegar a formar auténticas alfombras en las zonas que ocupa, generalmente en márgenes y fuentes de torrentes con suficiente luminosidad. Las hojas, de color verde un poco amarillento y de hasta 15 centímetros de diámetro, son peltadas, es decir que tienen el limbo redondeado el pecíolo inserto en el centro. Las flores son grandes de color anaranjado y tienen un largo espolón.
Gran versatilidad
De gran versatilidad, algunas variedades de T. majus adoptan forma de arbusto, mientras que otras trepan por encima y a través de otras plantas y son útiles para plantar en lugares difíciles o para cubrir cercas y enrejados.
No hay que olvidar que las capuchinas también resultan realmente encantadoras cuando se cultivan en jardineras y macetas colgantes. No se me ocurre mejor ejemplo que la exhibición de capuchinas en el Museo Gardner.
Flores con vivos colores
Las variedades de T. majus disponibles para jardinería pueden tener flores simples y dobles, y vienen en colores que incluyen el crema, amarillo, naranja y rojo, de color sólido o rayado y, a menudo, con una mancha oscura en la base de los pétalos. Algunos cultivares, como la serie ‘Alaska’, presentan las hojas manchadas de verde pálido, produciendo una variedad de patrones abstractos, que deja algunos casi sin verde.
Planta vigorosa y de fácil cultivo
Lo cierto es que la capuchina es una planta vigorosa y de fácil cultivo a partir de semillas en primavera. Tan fácil es la siembra de sus grandes semillas que, de hecho, es una de las plantas que se suele aconsejar para iniciar a los niños en la jardinería.
Germina rápidamente, y también crece rápidamente, desplegando después sus grandes hojas y vistosas flores en primavera y hasta comienzos del otoño. Lo hace prácticamente todo ella, así que el éxito siempre está asegurado. Incluso se autosiembra con facilidad.
No obstante, conviene saber que la capuchina de jardín se desarrolla bien al sol y prospera en suelos pobres y condiciones secas, mientras que los suelos ricos producen mucho crecimiento de hojas y pocas flores.
Medicinal, comestible y compañera
De la capuchina se utilizan específicos de las sumidades floridas en fitoterapia y son especialmente apreciados sus usos culinarios: las flores y hojas condimentadas se consumen en ensalada, y los frutos verdes se conservan en vinagre para utilizarlos como sustituto de las alcaparras.
Además, la capuchina es útil como planta compañera, ya que ayuda a repeler la mosca blanca en el huerto y el jardín.
2. Tropaeolum polyphyllum
Una de las especies más resistentes en jardinería es T. polyphyllum, cuyas raíces perennes pueden sobrevivir el invierno bajo tierra a alturas de 3.300 metros. Conocida como pajarito de cordillera, la especie se extiende desde el centro de Chile hasta el noroeste de Argentina, donde crece en lugares pedregosos de la alta cordillera.
Se trata de una espectacular planta perenne de trepado y arrastre, en lugar de escalada, que hace una estera de hasta 1 metro de ancho. Los tallos emergen de un tubérculo largo, delgado y de crecimiento profundo. Por lo general, están postrados y se irradian a través del suelo.
Durante el verano aparecen vistosas flores de color amarillo intenso con largos espolones que contrastan sobre una masa de hojas lobuladas de color azul verdoso.
Es una planta muy útil para cobertura de suelo, que, por cierto, tiene que estar bien drenado, pero húmedo, y a pleno sol. En esas condiciones, puede crecer con éxito en un pedregal protegido, en un jardín de grava, en una cama de cultivo elevada o en un gran jardín de rocas.
Se puede propagar por división de tubérculos en primavera o por semillas tan pronto como estén maduras. También es posible la propagación por esquejes basales de madera blanda en primavera.
3. Tropaelum speciosum
Una planta herbácea perenne trepadora esbelta y vigorosa, de hasta 3 metros de altura, ideal para climas fríos. T. Speciosum es originaria de Chile, donde crece en bosques templados y en bosque laurifolio (un tipo de bosque nuboso subtropical o selva alta). Esta especie es conocida comúnmente en Chile como quintralillo, martillo de carpintero o coralito, y los angloparlantes la han bautizado como flor de la llama chilena.
Los rizomas finos y de raíces profundas de la planta producen tallos delgados con hojas verdes y peludas de 4 centímetros, cada una con hasta siete folíolos obovados. Durante el verano produce flores de espiga larga de 3 centímetros de color escarlata brillante, seguidas de bayas de color azul oscuro sostenidas en sépalos rojos.
Le gusta crecer en jardines con veranos frescos y húmedos, especialmente en bordes laterales de la pared. El suelo debe ser frondoso o rico en humus, de modo que las raíces estén a la sombra y la planta crezca hacia el sol o en sombra parcial.
Puede propagarse a partir de semillas sembradas en otoño en macetas o semilleros en un marco frío. Los rizomas se pueden dividir en primavera antes de que comience un nuevo crecimiento.
4. Tropaeolum tricolor
Endémica de Chile, la especie T. tricolor se distribuye desde el norte hasta el sur del país, donde crece en muy diversos hábitats, que incluyen los pedregales andinos, en los que se puede ver a esta planta trepando por cactus en “oasis de niebla” del desierto; y por árboles y arbustos en bosques tropicales templados y matorrales mediterráneos.
Conocida comúnmente como soldadito, T. tricolor es una planta herbácea perenne trepadora con raíces tuberosas y tallos delgados de 3 a 5 metros de longitud.
Se cultiva por el valor ornamental de sus fascinantes flores tubulares rojas, moradas y amarillas, que presentan un atractivo contraste con las hojas suaves de color verde brillante y profundamente lobulada.
Comienza a crecer muy temprano en el otoño, y las flores surgen profusamente desde el invierno hasta principios del verano, creando un espectacular despliegue floral durante meses, lo que la convierte en la especie de Tropaeolum con floración más larga.
Le gusta crecer a pleno sol, aunque puede tolerar la sombra ligera cuando se cultiva en zonas con veranos calurosos. Es mejor cultivarla en suelos húmedos, arcillosos y bien drenados. Si se desea, se puede propagar separando los tubérculos cuando están inactivos en verano.
5. Tropaeolum azureum
Conocida comúnmente como pajarito azul, T. azureum es otra especie endémica de Chile, donde crece en lugares soleados en el valle central y la precordillera. Se trata de una planta trepadora perenne con raíces tuberosas, que comienza a crecer en otoño, florece en primavera y permanece inactiva en verano.
Alcanza hasta un 1 metro de altura, tiene hojas pequeñas, palmadas, y lo mejor de todo es el color de sus flores, con pétalos azules de distintos tonos y la base blanca con amarillo verdoso, y espolones cortos.
Para prosperar sin protección necesita crecer en regiones con una temperatura mínima invernal de al menos 7 °C, un ambiente seco y la mayor cantidad de luz invernal posible. Por ello, en regiones con inviernos fríos conviene cultivarla en macetas y contenedores como planta de patio o alpina.
6. Tropaeolum tuberosum
T. tuberosum es una herbácea perenne tuberosa trepadora originaria del oeste de América del Sur, principalmente en Colombia, Bolivia, Ecuador y Perú. Allí crece entre los 3.500 y 4.100 metros sobre el nivel del mar, y se ha cultivado durante generaciones por sus sabrosos tubérculos, conocidos como mashua o papa amarga.
En jardinería se suele utilizar T. tuberosum var. lineomaculatum ‘Ken Aslet’, un cultivar de hasta 2 metros de altura con hojas redondeadas de 3 a 6 lóbulos de color verde azulado. Desde agosto hasta las primeras heladas produce flores anaranjadas, ahuecadas y con espolones largos, veteadas de marrón en el interior y con espolones rojos.
Conviene cultivarla a pleno sol en un suelo húmedo y bien drenado. En regiones con inviernos fríos se pueden desenterrar y almacenar los tubérculos en un lugar libre de heladas. En regiones con inviernos más suaves es suficiente con protegerlos con una capa espesa de mantillo.
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