Si el tiempo lo permite, los jardines al final del verano y comienzo del otoño viven una segunda primavera, eso es algo que casi todos hemos experimentado.
Siempre he pensado que septiembre en el jardín resulta un mes muy vistoso. No es un mes para despreciar, ni mucho menos, porque las plantas estivales tienen todavía mucho que ofrecer y las que no lo son agradecen días más cortos y frescos.
Si durante el verano, cuando las flores de algunas herbáceas se marchitan y pierden su atractivo, tenemos la paciencia de cortar las cabezas florales -siempre que no nos interese que sus semillas se dispersen- lo más probable es que muchas de esas plantas prolonguen su floración a lo largo de verano, e incluso que al final de la estación permanezcan en flor. Si nos hemos ocupado de que no les falte agua y alimento, además de flores habremos logrado plantas con hojas lustrosas que al final del verano todavía presentan su mejor cara. Cuando su final es inevitable porque esa especie ha tenido que «cerrar por cambio de temporada», seguro que tiene una vertiente interesante por descubrir, como sucede, por ejemplo, con las flores de los cardos.
Las fotos que muestro hoy son algunas de las que he compartido en mi Instagram en la recta final de la temporada estival. Un perfil donde aparecen plantas de aquí y de allá, alguna que otra gatita que se ha quedado traspuesta tomando el sol; o libros de jardines que nos trasladan a interesantes lugares y a experiencias de expertos jardineros.
Si queréis hacerme una visita en Instagram, estaré encantada de recibiros en: @latabla_blog. Si preferís echar un vistazo a otros perfiles que he comentado, podéis hacerlo pinchando en el siguiente enlace: Instagram.
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