Si es bonita la flor de cualquier hibiscus, no es menos bella la imagen del botón a punto de abrir, del mismo modo que resulta fascinante ver las flores de algunas variedades recoger sus pétalos con delicadeza, cuando finaliza el día y justo antes de caer. Es el arte de saber retirarse a tiempo, de recogerse con elegancia. Con la misma soltura con la que horas antes abre la flor, el hibiscus, en ocasiones, recoge sus pétalos como si se se hubiera plegado delicadamente una blusa de seda.
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