Cuando se habla del cambio climático, con frecuencia pensamos que para hacer frente a este fenómeno únicamente son válidas las acciones a gran escala, es decir, aquellas que promueven los Gobiernos, las instituciones y las organizaciones que tienen un alcance global en su lucha por la protección del medioambiente.
Muchas personas descansan en la creencia de que las cuestiones relacionadas con el medioambiente es mejor dejarlas en manos de expertos. Claro que, cuando la primavera aparece en el día y mes que le viene en gana, se suele decir que el tiempo está loco. Pocos se paran a pensar que somos todos los que, en mayor o menor medida, tenemos la culpa de esa situación.
Muchas personas descansan en la creencia de que las cuestiones relacionadas con el medioambiente es mejor dejarlas en manos de expertos. Claro que, cuando la primavera aparece en el día y mes que le viene en gana, se suele decir que el tiempo está loco. Pocos se paran a pensar que somos todos los que, en mayor o menor medida, tenemos la culpa de esa situación.
Hoy quería hablar de la primavera, de esa primavera que ya no llega con el calendario astronómico, sino con el calendario meteorológico. Para mal, por supuesto, no porque su llegada no sea bienvenida, sino por los motivos que han provocado ese cambio en el calendario y las consecuencias para el planeta.
Perspectivas del Medio Ambiente
Hace un par días, los diarios hablaban del nuevo informe sobre las Perspectivas del Medio Ambiente, elaborado por Naciones Unidas y presentado en Nairobi durante la Cuarta Asamblea del PNUMA, el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas. En ese nuevo informe (el sexto) se alerta de la desaparición de la capa de hielo del Ártico, el aumento de las muertes por contaminación del aire en las ciudades y la extensión del desierto en amplias regiones de la Tierra.
Sí, ya lo sabíamos, aunque no lo parezca. Pero tal vez necesitemos actualizar algunos datos, y digo “algunos” con eufemismo, porque son numerosas las duras advertencias que se recogen en las 740 páginas de ese informe. Precisamente, con relación a este documento, el periodista Iñaki Gabilondo (La Voz de Iñaki en la SER) decía ayer que en él “las advertencias se suceden y son cada vez más dramáticas y acuciantes”.
Así es, el contenido de ese informe confirma que, lejos de ir frenando el desastre, vamos a peor; que en el 2050 unos 4.000 millones de personas vivirán en tierras desertificadas, sobre todo, en África y el sur de Asia. También confirma que la contaminación del aire mata ya a siete millones de personas, cada año. Algunos periódicos lo han resumido en muy pocas palabras: “La ONU confirma la destrucción del planeta” ¿Derrotista? No.
A los ciudadanos
¿Qué podemos hacer nosotros? Queda claro que a estas alturas todos deberíamos saber de qué manera podemos frenar los efectos catastróficos del cambio climático, porque no es nada complejo, tal solo se trata de una serie de gestos cotidianos, como el ahorro de agua y energía; usar transportes alternativos; cambiar los hábitos de consumo y reducirlo; reutilizar los objetos cuando sea posible y, por supuesto, reciclar adecuadamente. En esta guía se detallan cuestiones básicas sobre acciones cotidianas para proteger el medio ambiente, que nunca está de más repasar.
A los gobernantes
Pero también es cierto que los ciudadanos tenemos otra forma de contribuir a frenar los efectos del cambio climático y es presionando a los gobernantes, porque los objetivos que se fijaron para 2030 y 2050 no se están cumpliendo. Las llamadas a la acción urgen. Hay que exigir que las medidas que se tomen por parte de los gobiernos sean lo suficientemente efectivas y diligentes, porque el tiempo apremia.
En el informe “Maldito Plástico: reciclar no es suficiente” elaborado hoy Greenpeace (ver aquí) se evidencia que los empresarios incumplen sus deberes y las administraciones públicas no aportan datos de reciclaje oficiales que resulten esclarecedores, mirando hacia otro lado, mientras que los únicos que soportamos la carga del reciclaje somos los ciudadanos.
En el informe “Maldito Plástico: reciclar no es suficiente” elaborado hoy Greenpeace (ver aquí) se evidencia que los empresarios incumplen sus deberes y las administraciones públicas no aportan datos de reciclaje oficiales que resulten esclarecedores, mirando hacia otro lado, mientras que los únicos que soportamos la carga del reciclaje somos los ciudadanos.
“Solo se me ocurre un argumento para despertar a los políticos dormidos y hacerles abrir los ojos de par en par. El ecologismo, junto al feminismo anuncian el gran tsunami generacional. Son las dos corrientes transformadoras más potentes y están en marcha. Quien no lo detecte, será barrido” apunta Iñaki Gabilondo. Estamos de acuerdo ¿verdad?
Afortunadamente, muchos jóvenes han dicho basta y este viernes están saliendo a denunciarlo en más de un millar de ciudades del planeta. Huelga y manifestaciones para protestar contra la inacción de los Gobiernos ante una crisis ambiental que ya no se puede revertir, pero sí mitigar.
A los jardineros
A los jardineros, aficionados o profesionales, a los diseñadores de jardines, a los organismos que gestionan los parques y jardines públicos, a todos ellos solo hay que recordarles que un modelo de desarrollo ecosostenible pasa por el uso eficiente de los recursos naturales. Los gestos cotidianos mencionados antes se tienen que aplicar también en la horticultura. Es un tema que no tiene vuelta atrás. La selección de plantas bajo criterios de sostenibilidad es el comienzo. A partir de ahí viene lo demás.
A la primavera
Solemos asociar un día soleado y con temperaturas suaves con un “buen día”. Es un lapsus que tenemos que empezar a corregir ya. A las plantas le sucede lo mismo, reaccionan al «buen tiempo», pero a ellas habrá que perdonárselo porque es nuestra responsabilidad. De modo que, si al salir a la calle percibimos que la primavera está en el aire porque el cambio climático nos la ha traído antes, tendremos que mirar al suelo. Con toda probabilidad, allí encontraremos plantas que lo confirman con sus hojas nuevas o sus nuevas flores.