huerto

Rus in urbe con PERSONAL KEEPERS

Hoy nos vamos de Madrid al huerto, sin salir de Madrid: RUS IN URBE

Parece ser que la idea de unir lo urbano y lo rústico es ahora «tendencia», puesto que cada vez está más presente en el día a día de las ciudades, donde la gente reclama un pequeño espacio donde soñar con la naturaleza y desea una vida y  alimentación sanas. Sin embargo, el concepto no es algo novedoso en absoluto. 

En La Huerta de Montecarmelo, en Madrid,  saben que esa necesidad de aproximar el campo a la ciudad  ya existía en la época de los emperadores romanos: “RUS IN URBE”. Jardines, parques, árboles y huertos urbanos que van conformando la imagen de una ciudad que aspira a ser más rústica y humanizada.  Algo que hizo en el año 12 a.c. Octavio Augusto, cuando ordenó levantar parte del foro de Roma para plantar una higuera, una parra y un olivo y recordar a todos los ciudadanos, la gran importancia de los productos del campo en sus vidas.  Del mismo modo que, los poemas de Virgilio recogen las bondades de la vida agreste  para el entendimiento,  la serenidad y la templanza.


La Huerta de Montecarmelo, una iniciativa de la Fundación Carmen Pardo-Valcarce,  ha querido imitar ese gesto y servirse de los beneficios del huerto urbano para facilitar la integración social y laboral de las personas con discapacidad intelectual. Aquí no hay moda ni tendencia. Hay un proyecto con una enorme sensibilidad, que intenta conectar el campo y la huerta con la ciudad, de la mano de personas que poseen un don especial: su esmero son los “personal keepers” Eso lo convierte en un lugar donde no solo se cuida el huerto, sino también a las personas. Un proyecto así, no merece ser metido en el saco de las “tendencias”.


Desde su inauguración en marzo de 2011 ya existen 147 huertos de 20 metros cuadrados  en funcionamiento.  En ellos, el usuario se compromete durante un año a participar y colaborar en uno de los huertos con los “personal keepers” su cuidadores especiales, las personas con discapacidad intelectual que todos los días, plantan, cavan, riegan, preparan la mezcla de sustrato, mueven el compost, preparan semilleros, repican, plantan y podan.

El huerto es funcional pero, al mismo tiempo, con una cuidada imagen y sus numerosos detalles hacen de él un lugar cálido, donde uno quiere estar para relajarse. Se pueden cultivar hortalizas, aromáticas, frutas y flores,  en cualquiera de los tres modelos de huerto que proponen. Es el usuario quien, posteriormente, lo personaliza en función de las preferencias de vista, olor y sabor.

Todos los detalles de La Huerta de Montecarmelo, así como otros proyectos realizados por la Fundación Carmen Pardo-Valcarce, podéis encontrarlos en los enlaces que se indican abajo.
Desde aquí deseo enviar un saludo a todo el equipo y mi agradecimiento por la información facilitada.

Para ti, Pina, por todas esas hojas de lechuga que has cortado en diminutos trocitos para las gallinas, con una perfección milimétrica. Brava Pina, ti voglio bene.

La Huerta de Montecarmelo
Fundación Carmen Pardo-Valcarce

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