Sedum sediforme: suculenta, medicinal y comestible
“Uno de los vegetales más populares y que más simpatía despiertan, y, encontrado en medio del crudo roquedal o moteando los terrenos más resecos, parece, a menudo, más que cosa real, apariencia de fantasía mágica de escenario preciosista, capaz de suspender la empedernida incredulidad imperante y dejar aflorar la visión de lo maravilloso como una conciencia más sutil y penetrante”.
Eso decía Joan Pellicer i Bataller(1947-2007), médico de formación, pero conocido por su trabajo como etnólogo y biólogo. Se le considera el naturalista más relevante de la Comunidad Valenciana y su trabajo ha sido admirado no solo por expertos en la materia, sino también por el público en general.
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Y comienzo hoy con esas palabras de Joan Pellicer sobre el Sedum sediforme -raïm de pastor (uva de pastor en valenciano) o uña de gato, entre numerosos nombres populares- porque estos días he fotografiado esas plantas por aquí y por allá, y por enésima vez. Es algo que no puedo dejar de hacer, todas atraen; plantas que siempre te parecen diferentes.
Buscando información sobre cómo preparar sus hojas en encurtido, me encontré con un artículo maravilloso, escrito por él y publicado en la revista Mètode (Universitat de València). Lo primero que me atrajo de ese artículo es la pasión con la que presenta a esta planta. Entonces pensé, tenías razón, tiene algo mágico que hace imposible dejar de mirarla una y otra vez. Asoma entre las piedras, toman formas diversas, hasta parece que puedas ver cómo se mueven y se acoplan. Se apoyan, buscan vaya usted a saber qué… (porque mira que piden poco) y se presentan siempre con mucha dignidad. En solitario y en suelos pedregosos, entre hendiduras y grietas y colgando de donde pueden.
En el artículo también se recoge una frase de un canto popular que deja testimonio de la admiración que despierta esta planta: «Que coses més bones que cria el Senyor, per dalt les teulades raïm de pastor» (Qué cosas más buenas que cría el Señor, por encima de los tejados raïm de pastor).
Bien, una vez que ha quedado claro que la uña de gato (raïm de pastor) o Sedum sediforme me apasiona, y que no soy la única, volvemos al artículo de Joan Pellicer, donde también hablaba de las bondades de esta suculenta:
Usos (muchos) medicinales
Antiinflamatorio bucal, gástrico y hepático. “Como antinflamatorio bucal, especialmente para aliviar las llagas de la boca, machacando las hojitas y aplicando el jugo encima”.
Acidez de estomago Ya sabemos de dónde viene uno de sus nombres comunes: “Un brote o unas hojitas mordisquea y se va tragando lentamente el labrador o pastor para que se le pase la acidez de estómago y para limpiar la barriga”.
Gastritis y úlcera “Para curar las gastritis y úlceras de estómago había quien la preparaba picada en un mortero y la ponía al sereno, y al día siguiente la colaba con un trapito y la tomaba en ayunas.
Dolor de muelas “y quien si le duele algún diente, machaca unas hojitas y las chupa”.
Ictericia Nueve días y nueve noches… «Para la ictericia se recomienda hacer una novena mientras se pica la hierba en un mortero, después se pone a remojo en un vaso de agua al sereno, tapada con un colador, y se toma en ayunas».
Heridas y afecciones de la piel Las uñas de gato picadas son un excelente vulnerario para poner sobre las heridas feas, los pinchazos, picaduras, enrojecimientos e inflamaciones de la piel.
Hasta los pies “También se aprovecha como emoliente para ablandar las callosidades, callos y juanetes, poniendo encima la planta fresca y machacada”
Marchando una infusión “Hay también quien la hierve y se la bebe como las otras hierbas”.
Usos culinarios
Ahora ya se va poniendo el asunto más interesante, si cabe. Nos invitan a un rico aperitivo.
Cuándo cosechar “Se cosechan cuando están tiernas, preferiblemente los brotes jóvenes del mes de abril y en cualquier caso siempre antes de espigarse.
¿Qué hacemos? “Primero se lavan, después se escaldan un poco en una cazuela o puchero para quitarles aspereza”
Preparando el aliño “finalmente se sacan para abocarlas en un tarro y salarlas y adobarlas con agua, unos brotes de hinojo o de tomillo o pebrella y unas cortezas de limón, vinagre y sal. Hay quien le añade, como a las olivas en salmuera, unas hojas de caña o unas ramitas de limonero o de carrasca por encima. Las medidas recomendables del adobo vienen a ser por lo general de diez vasos de agua, uno y medio de sal y uno de vinagre».
Una vieja costumbre, una tradición que, al parecer, no se pierde y hoy en día grandes cocineros, como Quique Dacosta, las sirven con todos los honores como aperitivo. Una receta sabia, como suelen ser las viejas recetas que ponen de manifiesto la relación del hombre con las plantas. Sedum sediforme, una planta bonita, casi mágica; suculenta; comestible y medicinal. Todo eso, que no es poco.