«Su historia hay que contarla al revés, éxito primero y olvido después”. Así comienza el documental que se presentó ayer en el Museo de Bellas Artes de Valencia.
‘Sorolla, el triunfo de la luz’, se había presentado previamente en el Museo Sorolla de Madrid. Un trabajo donde se reúnen las emociones que la obra del pintor valenciano suscita en los espectadores y, en paralelo, un análisis de la evolución y vaivenes de la crítica con respecto a la obra de Sorolla. Son cuatro años de rodaje que transcurren a través de la vida del pintor y los lugares de España donde trabajó. No faltan, por supuesto, la playa de la Malvarrosa en Valencia, su casa de Madrid, el Alcázar de Sevilla o la Alhambra.
Se dice en el documental que a Sorolla le sucedió lo mismo que a los impresionistas franceses, que tuvieron éxito en vida, pero tras su muerte, con los cambios de tendencias en el mundo del arte, su trabajo cayó en olvido.
No les falta la razón, a quienes presentan este documental, cuando afirman que la luz de Sorolla, esa que llega directamente al corazón, es lo que ha hecho que el público no le de la espalda. Hoy en día sus exposiciones son siempre un éxito. Tal vez el gusto popular es el que le ha acercado más a su público. Nacido en una familia humilde, los campos y los pueblos de España siempre han estado mimados por Sorolla. Y el campo y los pueblos lo aprecian. Sin embargo, el reconocimiento internacional está muy lejos de ser el que le corresponde.
Me considero afortunada porque he vivido muy cerca de su casa en Madrid, porque ahora vivo en su tierra y, además, porque he disfrutado en numerosas ocasiones de sus cuadros. Guardo especial cariño de una exposición que visité en el año 1996, de la que tengo tres valiosos recuerdos: uno –la visión de esos cuadros- está en mi mente y corazón, el otro es el libro que compré al visitarla y el tercer recuerdo el tríptico que recogí en la muestra y que utilizo para marcar la página donde me quedé la última vez que miré ese libro.
Al hilo de la presentación del documental que comentaba al principio, recordé esa exposición. Quise hacer algunas fotos del libro y salí al jardín para tener mejor luz. Allí descubrí que estaba sucediendo algo casi mágico, las reproducciones de sus pinturas estaban iluminadas por el sol de enero, una luz intensa porque hoy el día es ventoso y el cielo limpio brilla con un azul vivo. Me emocioné y dije, esto lo tengo que contar. Y aquí estoy, contando que Sorolla me fascina, que su luz me contagia y que estoy de acuerdo con lo que afirman quienes han creado este vídeo: Sorolla es una asignatura pendiente de la cultura española. Lo digo alto y claro.
En el documental se dice: ‘Si la playa de Valencia no lo iba a hacer reaccionar, no iba a haber nada que lo volviera al mundo’. Sorolla se fue, pero dejó muchos tesoros. Yo los guardo todos a buen recaudo.
Batiste Miguel, el director del documental Sorolla, el triunfo de la luz ha comentado que está en sus planes hacer copias en DVD para distribuir en tiendas especializadas y a través de la prensa. Mientras tanto, comparto el trailer.