Sternbergia lutea, también conocida como narciso de otoño, es una planta bulbosa mediterránea increíblemente florífera si se cultiva en el entorno adecuado. Con el tiempo, puede llegar a crear una alfombra floral que alegra los días de otoño en el jardín, gracias a sus flores de color amarillo brillante y en forma de copa, que en realidad recuerdan más a los azafranes o crocos y a los cólquicos que a los narcisos.
Género Sternbergia
El género Sternbergia lo integran 8 especies aceptadas de plantas herbáceas perennes bulbosas de la familia de los narcisos (Amaryllidaceae), que se distribuyen desde el Mediterráneo hasta Asia central. Se caracterizan por tener hojas basales lineales y flores solitarias que emergen en tallos sin hojas en otoño, o a finales de invierno o primavera, dependiendo de la especie.
Sternbergia lutea, el narciso de otoño que se parece al azafrán
Además de ser conocida como narciso de otoño, Sternbergia lutea tiene otros muchos nombres vernáculos que nos dan alguna que otra pista sobre el aspecto de esta planta, como azucena amarilla, azucenita canarilla o cólquico amarillo. Y es que, aunque se llama comúnmente narciso de otoño, en realidad carece de la corona que tienen muchos narcisos y su flor, en realidad, recuerda más a la de los azafranes o crocos (Crocus spp.) y a los cólquicos (Colchicum spp.).
Sternbergia lutea es una planta herbácea perenne bulbosa nativa del sur de Europa (desde la Península Ibérica hasta los Balcanes) y el oeste de Asia (desde el Cáucaso y Turquía hasta el Pamir). En la Península Ibérica se puede ver en el centro y este y en Baleares. Allí crece en bordes de caminos, campos de cultivo y lugares alterados, así como en superficies rocosas, paredes secas y paredes de bancales. También crece como introducida en el norte de África, donde se encuentra naturalizada desde Marruecos hasta Túnez.
La planta crece formando grupos y produce flores de color amarillo brillante y forma de copa, que se esconde entre el follaje esbelto, con hojas lineares bastante anchas (persistentes desde septiembre hasta abril) de un lustroso color verde oscuro, que puede alcanzar entre 15 a 30 centímetros de altura.
Las flores tienen 2 filas de 3 pétalos grandes (en realidad, tépalos petaloides) de unos 2 centímetros de ancho que están soldados en la base de un tubo, y seis estambres, características comunes de los miembros de la familia de las amarilidáceas.
Plantar los bulbos al final del verano donde reciban mucho sol
Para tener éxito con Sternbergia lutea hay que plantar los bulbos donde reciban mucho sol, en situaciones protegidas de los vientos fríos y las heladas fuertes, y donde no se mojen demasiado en invierno. Lo ideal es cultivarlos replicando las circunstancias donde la especie prospera, es decir en suelo calcáreo, pobre a moderadamente fértil, y bien drenado. No obstante, puede prosperar también en suelo silíceo. Además, es bueno saber que es una planta muy rústica que puede tolerar temperaturas mínimas entre -12 a -7º C.
Si le proporcionamos las condiciones adecuadas, con los años formarán generosos grupos que serán un verdadero festín para el jardín en el otoño, cuando el suelo se cubre de flores de color amarillo brillante en una época del año donde no abundan demasiado las flores.
Los bulbos se deben plantar al final del verano (entre agosto y septiembre). Lo ideal es plantarlos simulando la forma en que emergen en la naturaleza. Para ello, podemos dejar caer los bulbos repartiéndolos aleatoriamente en el suelo, para después enterraros a unos 15 centímetros de profundidad allí donde han caído.
Bajo mantenimiento
A partir de entonces, Sternbergia lutea prácticamente no necesita mantenimiento. Sólo algún riego muy puntual cuando la planta tiene parte aérea (el follaje es persistente desde septiembre hasta abril) y retirar las partes secas cuando ha terminado la floración o el período vegetativo.
A medida que pasan las temporadas, hay que dejarlos sin desenterrar para permitir que vayan formando grupos grandes. Solo sería necesario desenterrar y dividir los bulbos cuando la floración se vea afectada. En este caso, hay que hacerlo cuando las plantas están inactivas.
También se pueden propagar los narcisos de otoño por semilla, sembrada con calor moderado tan pronto como esté madura.
En algunos casos, Sternbergia lutea puede ser susceptible a plagas, como la mosca de los bulbos del narciso (Merodon equestris), que aparece al principio del verano, cuando las larvas penetran en el interior de los bulbos provocando daños al alimentarse de éstos; y el mosquito de los bulbos (Eumerus lunulatus), un díptero cuya larva penetra en los bulbos de estas plantas, alimentándose de ellos, pudiendo provocar, incluso, daños en las raíces.
También puede verse afectada por enfermedades como el virus de la raya amarilla del narciso y otros virus, que generalmente no matan a las plantas, pero causan una pérdida de vigor y una amplia variedad de decoloraciones y distorsiones.
En el jardín
Los llamados narcisos de otoño son plantas bulbosas excelentes para cultivar en masa en jardines campestres; en rocallas; en parterres; en borduras, combinadas con arbustos y otras plantas de flor; y, por supuesto, en jardines diseñados con plantación donde predominan las especies vegetales mediterráneas. Otra especie que muestra que no son pocas las plantas que permiten llevar color e interés al jardín incluso en otoño.
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