Solo es visible desde el mar y ofrece una impresionante vista panorámica del Mediterráneo. Downton Abbey: Una nueva era, la segunda película basada en la icónica serie de televisión, fue filmada en parte en una lujosa villa histórica de la Riviera Francesa, una mansión estilo Belle Epoque rodeada de un gran jardín paisajístico que asoma al mar Mediterráneo.
Downton Abbey: Una nueva era
La segunda película basada en la icónica serie de televisión Downton Abbey se estrena hoy en cines de toda España con el título Downton Abbey: Una nueva era. En esta nueva película los Crawley y los sirvientes navegan hacia Francia, después de que Lady Violet (Maggie Smith) se entera de que un viejo conocido le ha dejado una hermosa villa con vistas al mar cerca de Toulon.
Con su habitual sorna, Lady Violet pregunta “¿Tengo aspecto de rechazar una villa en el sur de Francia?”. Y no, claro que no lo hace. No duda en viajar desde el condado de Yorkshire hasta el sur de Francia. Al fin y al cabo, siente curiosidad por saber qué y quién hay detrás de esa misteriosa herencia y, por qué no, descubrir también el motivo por el que en aquella época (la película se sitúa a finales de los años 20 del siglo pasado) los estadounidenses modernos y las clases altas inglesas habían puesto de moda la Riviera Francesa en los meses de verano. Toda una aventura, supongo, teniendo en cuenta que no se trataba de ninguna colonia o protectorado del Imperio británico.
Costa de Var
El rodaje de la película tuvo lugar en la Villa Rocabella, llamada Villa of the Doves (Villa de las Palomas) en la película, una mansión estilo Belle Epoque situada al este de Toulon, en el departamento francés de Var. La mansión fue construida sobre tres hectáreas de terreno boscoso, está rodeada de un gran jardín paisajístico y tiene acceso privado a una cala de 150 metros propiedad de la villa.
Para ubicarnos en ese glamuroso entorno, hay que destacar también que Var es, después de las Landas, el segundo departamento más boscoso de Francia, con más de 341.000 hectáreas de bosque. Sol, clima agradable a lo largo del año y un litoral excepcional, con 432 kilómetros de costas en los que se alternan playas de arena fina, cabos rocosos y calas salvajes, son algunos de los atractivos de esa zona de la Riviera Francesa adonde se trasladan los Crawley de vacaciones.
Villa Rocabella
Villa Rocabella es hoy en día un lujoso destino de vacaciones. Su historia se remonta a la última década del siglo XIX, cuando el industrial Jules Patin adquirió unas quince hectáreas en la costa de Var y decidió construir allí un lugar excepcional que aunara elegancia, convivencia y comunión con la naturaleza.
El proyecto se lo confió al arquitecto danés Hans-Georg Tersling, el favorito de la emperatriz Eugenia, uno de los grandes nombres de la arquitectura Belle Epoque en la Costa Azul, conocido en particular por haber construido algunos años antes villas aristocráticas muy hermosas en Roquebrune Cap-Martin.
Hans-Georg Tersling diseñó una arquitectura Belle Epoque, construyendo una mansión que aúna estilos neoclásico y romántico. En el exterior, Patrice Nourissat fue quien creo la escalera central en el jardín que centra la atención en el eje que desciende hacia el mar. También diseñó en diferentes puntos tres comedores, de los que luego se hizo excavar una piscina oculta a la vista por un seto espeso y ancho.
Parece ser que Jules Petin no quiso contratar a un paisajista para desarrollar el parque que rodea la mansión, por lo que se entiende lo que hizo fue plantar allí grandes arbustos, pero dejó el jardín, formado por pinos carrascos, algarrobos y maquis (formación arbustiva mediterránea densa e impenetrable de más de dos metros de altura, que incluye plantas con pocas necesidades de agua como jaras, brezo, retamas y lentisco) su aspecto natural.
Originalmente llamada «Villa Germaine», la villa albergaba salones literarios y artísticos de vanguardia, así como salones de baile, y vivió sus momentos de gloria a lo largo de principios del siglo XX. Después de la Segunda Guerra Mundial, el comité de acción social de la Sociedad Nacional de Ferrocarriles Franceses (SNCF) adquirió la mansión, que rebautizó como Rocabella. Durante más de cincuenta años, la villa se convirtió primero en una casa de acogida y posteriormente en centro de vacaciones para los hijos de los trabajadores ferroviarios de Francia y de toda Europa.
A principios de 2000, cuando el diseñador de interiores francés Patrice Nourissat se enamoró del lugar y compró la villa, ésta se encontraba en estado ruinoso. Puso en marcha un importante proyecto de restauración para devolver la mansión y jardines a su antigua gloria, una renovación que supuso 10 años de trabajo.
Años más tarde, en 2019, el multimillonario Jean-Baptiste Rudelle compró Villa Rocabella por 14 millones de euros. Nada relevante, si tenemos en cuenta que Rudelle es uno de los cofundadores de Criteo, la firma francesa que inventó el sistema mediante el cual las cookies de los ordenadores permiten que los anuncios nos sigan mientras navegamos por Internet. Bueno, pero eso solo es mero cotilleo…
A partir de 2020, Villa Rocabella comenzó su nueva andadura como un lugar de vacaciones exclusivo. En el interior de la mansión, de casi 2.000 metros cuadrados y 3 plantas, hay una decena de suites y, entre las numerosas habitaciones, un jardín de invierno de 90 m² y una biblioteca. En el exterior, una piscina climatizada, terrazas, un jardín de tres hectáreas, donde se han incorporado nuevas especies vegetales, y acceso privado a una cala mediterránea. Una lujosa villa muy acorde con las exigencias de los Crawley ¿no os parece?
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