A todos nos han puesto una inyección más de una vez ¿verdad?. Entonces, supongo que reconocéis esa doble sensación: la primera, la del pinchazo, esa molestia que te hace exclamar: ayyyy y antes de que acabes con la última y exclamativa, te llega el dolor de verdad, el del maldito líquido que se mete por tus venas.
Bien, lamento este cruel comienzo, pero, para el que nunca haya tenido cerca una Yucca aloifolia y sentido el pinchazo de sus puntiagudas hojas, era imprescindible empezar así. No en vano, su nombre popular es Yuca pinchuda o Bayoneta española. Y hasta ahí puedo leer…
Es bonita, sí, claro. La flor, como la que os muestro hoy, preciosa. Es conformista, también. No necesita nada y en cuestión de unos años, tienes una familia numerosa que llena un espacio sin pedir ninguna atención. Pero, eso sí, su espacio es su espacio, y no te acerques demasiado. No le gusta y pincha. Y, además, lo hace con tal empeño que, duele y lo recuerdas durante mucho, mucho tiempo.
Con esta introducción, solo pretendo advertir que estas imágenes las hice si zoom. Retándola y esquivándola como he podido. Espero que os gusten, a pesar de la resistencia del objeto a capturar. Pero merecía la pena, porque, aunque la planta tiene mal carácter, es bonita y me gusta tenerla cerca.